El tiempo cada vez pasa más rápido,nuestro viaje se aproxima y en apenas una semana estaremos en el avión rumbo a Yosemite. He terminado por resignarme y aceptar que no habrá mejor entrenamiento que pasarnos un mes allí, disfrutando de todo lo que este majestuoso paraje tiene para ofrecernos. Aquí, entre los preparativos, las despedidas y las reuniones familiares, se me hace imposible sacar algo de tiempo para intentar estar un poco más entrenado en el noble arte del fisureo.
A pesar de esto, el otro día consegui escaparme un rato con Antonio Quirós, viejo amigo y ahora recientemente, vecino del pueblo. Lleva poco tiempo escalando, pero a pesar de esto, ya ha encadenado algun séptimo.. este chico promete! No teníamos muy claro dónde ir, había llovido bastante por la mañana y daban también agua para la tarde, pero como parecía que aguantaba, decidimos movernos aunque fueran ya casi las 6 de la tarde.
Antonio me insistió bastante en lo mucho que le atrae la clásica y decidimos darnos un paseo por la foca y tachar una de las vías pendientes del sector. La vía Skandar, abierta por Carcamalicus padre hace casi dos décadas, es la clásica del muro, y a simple vista, la mejor de todas.
El primer largo es un poco de transición hasta llegar al techo, tiene alguna chapita pero no hace falta ya que se protege muy bien. El segundo largo es cortito, una fisura en un techo que va creciendo de dedos a mano buena. Es un largo muy a bloque y bastante perro, sobretodo los días húmedos (eso no lo sabía). El tercer largo es una fisurilla de dedos y manos con tendencia a izquierdas, muy recomendable.
Material utilizado (usando exclusivamente seguros flotantes): Con un juego de medianos 0,75 al 3 y un semaforo de aliens vamos bien. El alien amarillo es interesante repetirlo para el inicio del techo, asi aseguramos el paso bien.